miércoles, octubre 10, 2012

Se nos fue el gran Antonio Cisneros.


Hace unos días murió Antonio Cisneros, uno de los grandes poetas de nuestra América. Y la verdad, la noticia me impacto.
Era un poeta especial, desde muy joven logró el reconocimiento por su precocidad y virtuosismo, ya a los 23 años ganaría el Premio Nacional de Poesía en Perú y a los 26, el Premio Casa de las Américas en Cuba. Era un crack.
Recuerdo de todo de él su grandeza de espíritu, mucho
se hablaba que era un poeta vanidoso, soberbio, etc, incluso en su momento tuvo sus reparos con Vallejo, al que luego reivindicaría en toda su magnitud. Pero conmigo tuvo unos detalles que nunca olvidaré.
Me acuerdo que cuando estaba en mi época más irreverente, como cuando se tiene 20 años y uno se cree que puede barrer la antigua poesía, lo encaré en publico haciéndole algunos reproches sobre su posición en la literatura oficial peruana, y pasado un tiempo, cuando salió mi primer libro de poemas, y un crítico conocido, pero mediocre, quiso sepultarme como poeta en unos de los principales periódicos de Lima; Antonio Cisneros en su columna del diario El Comercio, el más importante de Perú, respaldó con rotundidad mi libro- Cisneros que no se prodigara en decir públicamente adjetivos de reconocimientos publico hacia otro poeta-con una sola frase, diciendo:”Recomiendo la buena poesía de Leo Zelada”. Basto solo ese detalle de su parte a mi primer poemario, para que muchos voces en mi contra se acallaran. Ese gesto suyo, nunca lo olvidaré, porque no importándole que antes hubiéramos tenido una fuerte discusión, tuvo esa grandeza de espíritu, para darme su reconocimiento como poeta.
Mi relación con Cisneros, fue cordial, aunque discrepáramos en nuestra concepciones poéticas, pero siempre hubo un respeto mutuo. Cuando me vine a España, me dijo que siguiera mi sueño y que nunca me diera por vencido. Nunca hubo un reproche de su parte por mi partida. Era un gran hombre, detrás de esa apariencia de aparente frivolidad.
La última vez que lo vi en Lima, me dijo: “ Vamos a emborracharnos y voy a estrenar contigo, mi tarjeta dorada Visa, yo te invito, pero solo tienes que pagarle 20 soles de propina al dependiente”. Había ganado, en ese momento el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso en Santiago de Chile. Esa noche bebimos hasta el amanecer y pude ver a un Cisneros, vital, encantador y rebelde, porque en el trascurso de la madrugada, prácticamente expulso de la mesa a un narrador que no le caía bien por muchas razones: Guillermo Niño de Guzman. Cisneros era así, generoso y explosivo a la vez.
Hay un libro de Antonio que es el más me gusta, es el titulado “Las inmensas preguntas celestes”, pero en general, animo a los que no conocen su extraordinaria obra, a leerlo.
Antonio, poeta, siempre tendrás mi respeto y gratitud. Un fuerte abrazo, allá donde estés.

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