miércoles, mayo 26, 2010

Fotopoesía. Textos de Leo Zelada. Fotos de Alberto Demarini.

Acabamos de terminar este trabajo en conjunto. El cual forma parte de un evento más grande junto a Jorge Coco Serrano. De esta propuesta artística, la semana que viene haré una crónica en detalle. Sin embargo, quiero adelantarles parte de esta interesante conjunción de foto y poesía, que he realizado junto al fotógrafo y antropólogo Alberto Demarini, teniendo como marco ocho de mis poemas.
Lo pueden consultar en este enlace:

http://www.flickr.com/photos/albertodemarini/sets/72157624061375290/

Espero les guste.

miércoles, mayo 19, 2010

Ayer, en la Plaza Santa Ana, con amigos y Hernán Rivera Letelier, Premio Alfaguara 2010.Luego se fue a CNN+, para que lo entrevistara Iñaki Gabilondo.

De izda a dcha: María Eugenia Vargas, Leo Zelada, Hernán Rivera Letelier, Demostenes Mamani, Gabriel.

Posdata.- El mes que viene dentro de mi sección En Voz Alta, la entrevista con Hernán Rivera Letelier.

martes, mayo 18, 2010

Saigō Takamori

Samurái ciego
Has logrado discernir en la oscuridad
Como los murciélagos

Nunca abandonó tu espada el fuego

lunes, mayo 10, 2010

En Voz Alta. Entrevista a Yolanda Castaño:" La lengua literaria que he escogido y con la que me he comprometido es el gallego"

Yolanda Castaño es una de las poetas jóvenes más interesantes de la península española. Premio de la Crítica Española, Premio de Poesía Johán Carballeira, Premio El Ojo Crítico, entre otros.
Se ha pretendido hacer comentarios extraliterarios sobre su obra poética. Sin embargo, lo cierto es que en su poesía se encuentra una búsqueda de nuevos lenguajes poéticos y una apuesta sincera por la palabra.
Aquí la entrevista:
1.- Algo que me llama la atención es tu apuesta por la poesía escrita en lengua gallega ¿se podría decir que escribes en castellano pero piensas y sientes en gallego?
R: Claro, la lengua literaria que he escogido y con la que me he comprometido es el gallego, y es únicamente esta lengua en la que escribo siempre y originalmente. Posteriormente realizo –yo misma- traducciones de mis trabajos al castellano, de cara a las distribuciones estatales. Ello me suele resultar un ejercicio interesante, incluso creativamente interesante, pero no debe olvidarse que se trata de una traducción, algo aún tan espinoso cuando se trata de poesía.
2.- Se acusa a la poesía española de la segunda mitad del siglo XX, que es poco arriesgada formalmente y que además sufre un divorcio con el lenguaje del ciudadano de a pie, de allí su decadencia ¿tú qué opinas de ello?
R: No toda la poesía española de la época que mencionas da la espalda al habla corriente, antes al contrario, hay una parte que ha coqueteado con ella en una voluntad de acercarse al lector, de des-solemnizar el hecho poético y de procurar la autenticidad por encima del aparato retórico. Con todo, en cuanto a la idea de riesgo, sí puede que otra buena parte de la poesía española contemporánea haya demostrado poseer oficio, un excelente conocimiento de la tradición y una sabia batería de recursos, pero que quizá todo esto haya precisamente redundado en una menor capacidad para ‘tirarse a la piscina’, para escribir versos con esa cierta visceralidad que no teme meter la pata hasta el cuello, con ese impulso un tanto inconsciente pero plagado de valentía y pasión, que no tiene miedo de que el poema se encabrite, se descontrole, se le vaya de las manos. Ese es justo el punto que creo que a veces es más fácil encontrar en los márgenes: la poesía gallega, o la catalana, o la latinoamericana, poseen a veces esa mayor libertad, sorpresa, innovación y capacidad para desaprender todo lo asumido.
3.- ¿No te parece que se ha abusado de la temática erótica en la literatura escrita por mujeres en las últimas décadas en una mirada errónea de la reivindicación femenina?
R: Creo que las mujeres han sido libres de decidir y escoger la temática que han preferido sin andar midiendo si la dosis podría resultar abusiva a las miradas ajenas y sin ponerse las cortapisas de cómo serían los juicios de los demás, señaladamente los masculinos. Hablaron de lo que necesitaban y su discurso sólo puede parecer abusivo o erróneo a una mirada particular, subjetiva y obviamente ajena, aunque desde luego respetable.
La literatura estuvo durante siglos en manos masculinas y era lógico que cuando ellas se incorporasen masivamente trajesen una nueva mirada sobre ciertos temas. La relación amorosa siempre había estado enfocada desde el punto de vista del hombre y no veo por qué habría de sobrar una perspectiva que cambiase ese foco, máxime si esa visión pudiese representar a alguna mitad de la humanidad. Fue un modo de aportar no un tema nuevo, sino un nuevo modo de ver las cosas. Obviamente la especificidad genérica no tiene por qué manifestarse en cada contenido concreto, pero adivino que el cuerpo, el amor y el erotismo sí resultaban campos abonados para reflejar la diferencia, la identidad y, de paso, incluso también para una fértil experimentación lingüística y literaria (a veces el cómo somos en el amor refleja también una actitud vital frente al otro, frente al mundo y aún frente a la escritura). Con todo, no dudo que todo este nuevo punto de vista haya podido hacer tambalear e incomodar la seguridad de los esquemas imperantes, más en concreto los masculinos.
4.- Un verso que me gusta de tu poemario Profundidad de campo es el siguiente: “la belleza corrompe”. Baudelaire decía: “La belleza es la noche”. Tengo curiosidad ¿Por qué para ti la belleza corrompe?
R: Fíjate que cuando nacemos, la belleza es sólo un valor puro e inocente, lógicamente sin mérito alguno pero sí positivo sin más. Que una persona de poca edad sea bella es algo valorable. En cambio, en cuanto van corriendo los años ese concepto se enturbia y deja de ser inocente. En nuestra sociedad la belleza se instrumentaliza y se vuelve moneda de cambio. Disuade, amortiza otras carencias, pronostica. Además te atrapa con su juego seductor, que presta con usura. Puedes acabar por ser presa de su red mediatizadora, ser eclipsada por su efecto o juzgada por el blanco fácil de prejuicios que ella es.
5.- Se ha criticado que tu poesía es poco profunda, que confundes el sujeto poético con tu yo personal, que haces excesivas alusiones a tu belleza física en tus textos ¿Que opinas de estos criterios?
R: No sé bien cuánto han tratado de profundizar los que la acusan de poco profunda. Con frecuencia, tenemos tan previamente claro lo que decidimos que nos va a gustar o no, con arreglo a una serie de circunstancias, que ese prejuicio nos nubla la vista a una mirada limpia y sincera, desde una tabula rasa. Es fácil y habitual frivolizar el trabajo de una mujer joven y con un aspecto aparentemente frívolo (como si el cuidado del aspecto exterior invalidase el del interior) cayendo en una trampa que habla más por el que juzga que por el/la juzgado/a.
Curiosamente yo siempre parto de una frontera muy marcada entre literatura y vida, rechazo las lecturas biografistas tanto como toda concepción del texto como realidad subsidiaria, siempre reflejo de algo. La poesía crea realidad dentro de ella, una realidad que no existe fuera ni tal cosa debe interesar. La poesía es y ha sido para mí siempre un género ficcional, y como tal debe entenderse. Es cierto que me atraen los peligrosos juegos de espejos entre vida y literatura, tomando la experiencia como una materia prima más, pero tengo muy clara esa frontera que no debe romperse.
En el libro obviamente la belleza no pretende aparecer como una impresión propia tanto como un reflejo de lo que le devuelven los demás. Todo el poemario trata el tema de la imagen que proyectamos sobre los otros, y con la que acostumbramos a tener una relación más o menos conflictiva. El sujeto poético denuncia haberse visto eclipsado por un mero aspecto de sí, desviada la atención y aún culpabilizado de ese desvío. No debe olvidarse que se trata de un constructo literario para hablar de la dicotomía entre esencia y apariencia, entre realidad e impresión; para hablar de lo que nuestras apariencias revelan sobre nosotros pero también de lo que callan e incluso de lo que mienten. Pero bueno, en todo caso los juicios literarios que en realidad esconden juicios morales que confunden al sujeto poético con el yo autoral no me interesan demasiado.
6.- Me podrías explicar esta confusión que hay en uno de tus premios ¿Es premio de crítica española o premio de crítica gallega?
R: Existen unos “Premios de la Crítica Galicia” convocados por la Fundación del mismo nombre, pero el que a mí me concedieron en 1999 por Vivimos no ciclo das Erofanías (1998) fue el “Premio de la Crítica Española”(http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_de_la_Cr%C3%Adtica), también llamado “Premio Nacional de la Crítica”, que como es sabido otorga cada año 8 premios -elegidos por la Asociación Española de Críticos Literarios- a los que considera mejores libros en narrativa y poesía para cada una de las 4 lenguas oficiales del país (hay otros premios que no hacen distinción por lenguas, caso del Nacional de Literatura). Para abreviar, no es necesario hacer la redundancia de que lo he ganado en la categoría de “poesía en gallego”, pues es evidente que ese título es un poemario en gallego y que lo que yo hago es escribir poesía en gallego. Del mismo modo cuando se habla del Premio Nacional de la Crítica de Kirmen Uribe se sobreentiende que -por supuesto- es en lengua vasca, pues Uribe no escribe en otro idioma, o cuando nos referimos al de Manuel Rivas por “¿Qué me queres, amor?” lo hacemos al de narrativa en gallego. No puede entenderse que yo gane el Premio de la Crítica al mejor poemario en español, pues obviamente no escribo en esa lengua y este galardón sólo considera originales (nunca traducciones). Del mismo modo, tratar de rebajar la categoría de este premio por serlo en una lengua con menos hablantes (cosa que en ningún caso he notado en ti pero sí en otros) resulta hoy por hoy rancio, paleto y absurdo. ¡Sería como declarar que es más fácil alcanzar el éxito literario en Eslovenia porque allá son menos gente!
7.- Veo que el aspecto audiovisual es importante en tu obra ¿Qué opinión te parece el video-poema, la micropoesía y la poesía visual?
R: La poesía siempre se ha adaptado a los tiempos, no es nada nuevo: nació para ser cantada, pasó a los manuscritos cuando estos aparecieron, se replegó a la galaxia Gutenberg más tarde, pero siempre ha estado ahí. El auténtico reto de la poesía será por tanto seguir mutando y haciéndose cómplice de las nuevas plataformas que este tiempo nuevo le ofrece. Puede que incluso no sea quizá esta la hora de las mayores innovaciones en cuanto a formas y contenidos, pero sí quizá la de renovar –en cambio- el canal. La hora de investigar nuevas vías de expresión para la poesía, de crear nuevos formatos capaces de enganchar también a nuevos públicos, de la mano de la imagen, de lo performático, del audiovisual o de las nuevas tecnologías. Un modo también de acercar un lenguaje eterno a la sociedad actual y sus modos.
Creé mi primer videopoema en 2003, y desde entonces no he dejado de investigar en la fusión de la poesía con otros lenguajes creativos, ya fuese en solitario o en colaboración con otros artistas (pintores, músicos, bailarines, performers, creadores audiovisuales, fotógrafos, escultores...). Mantengo a la vez un grupo artístico: “Tender a man” (www.myspace.com/tenderaman) y, aunque en ningún momento he dejado de creer en el valor y potencia del texto como raíz autónoma y primordial, me sigue interesando la creación de híbridos que pueden alcanzar altas cotas de expresividad capaces de ofrecer más pistas al lector, nuevos planos significativos y enriquecedoras perspectivas.
8.- Emmanuel Kant decía que para él la poesía es imagen, ritmo y concreción ¿cómo definirías tu poética?
R: Como algo lo suficientemente provisional, orgánico y progresivo como para no apoltronarse sobre ninguna certeza. Actualmente creo en la autenticidad –pero una autenticidad que no confunda honestidad con confesionalismo autobiográfico-, en la música del poema como algo casi previo a él, en la huída de lugares comunes, en lo fragmentario, en lo que vale más por lo que calla que por lo que dice, en lo que es capaz de crear nuevos y transversales significados.

jueves, mayo 06, 2010

Dialogo de Leo Zelada con Eugenia Rico en Madridpress y Culturamas


La entrevista que le he realizado a la escritora Eugenia Rico, ha sido publicada en el diario Madridpress y en la prestigiosa revista Culturamas.

La pueden releer en estos enlaces:

Saludos.

sábado, mayo 01, 2010

En Voz Alta. Entrevista a Eugenia Rico: “La literatura es búsqueda. Yo me lanzo sin paracaídas en cada nuevo libro”.

Luego de las entrevistas a Rosa Montero,José Ángel Mañas,Ángela Vallvey,Luis Antonio de Villena y Fernando Sánchez Dragó, retomo la sección en Voz Alta. En esta oportunidad entrevisto a Eugenia Rico, quién no es sólo una de los principales escritores europeos de la actualidad, sino también el mejor escritor español de su generación. Poseedora de un universo narrativo sui generis y versátil, despliega en su obra una fuerza narrativa sugerente unida a una belleza deslumbrante en su prosa. Premio Azorín, Finalista Premio Primavera, Premio Ateneo de Sevilla de Novela, Premio Espiritualidad.
Paso a compartir con ustedes esta interesante conversación.


1.- Me agrada esa conjunción del lenguaje culto y popular en tus novelas, así como un estilo bizarro y preciosista a la vez. ¿Puedes hablarme de tu universo narrativo?

R: Un profesor de Yale se entusiasmo con mis libros porque le pareció que yo no era una autora española, pensaba como Ángel Basanta que yo había inaugurado en nuestro país la novela europea, que integraba las corrientes que habían recorrido la literatura europea con esa fuerza desgarradora de la lengua castellana. Yo siempre estuve enamorada del idioma, de los miles de matices que hay en cada palabra que son como los brillos de un diamante. En mi literatura intento afilar esa Espada Mágica que es el idioma para que fluya con naturalidad. “Palabras honestas y bien colocadas” como dijo Cervantes pero también espadas como labios. Como la bailarina de ballet tengo que entrenar tanto los músculos del lenguaje que cuando el lector y yo demos juntos el triple salto mortal parezca el movimiento más fácil, el único posible. La sencillez es más perfecta que la complejidad cuando es redonda y está llena de significados. Soy conceptista y no culterana. Odio el barroco y creo que mis historias deben de tener varias lecturas, que no deben permanecer inmóviles sino cambiar con el espectador como el mar y las pinturas de Hopper. Dicen que he fundado la literatura “interactiva” e intento que mis libros sean arte-factos en los que el lector rellena los huecos que yo he dejado y se convierte en el verdadero protagonista. No hay ningún video juego que pueda competir con el poder absoluto que te da la buena literatura.
Juego con el estilo y me interesan tanto las jergas populares como la alta filosofía, narrar una buena historia, encontrar un nuevo modo de narrar. Conquistar la página perfecta y la novela total que lo cuente todo y encerrar el mundo entero en un instante como sólo puede hacer una mirada o un poema.


2.- La narrativa española está atravesada por el realismo, quizás por ello sus limitaciones formales. Sin embargo, tú buscas la innovación formal ¿Cómo te nació está forma distinta de hacer literatura y romper el canon de la novela realista en España?

R: Yo cree un movimiento que se llamo Poesía Atlántica en la universidad, vengo de la tradición celta del Norte más cercana a la realidad estética del mundo anglosajón que al realismo castellano. Desde Unamuno a Cunqueiro o Torrente Ballester, los escritores atlánticos experimentan esa realidad en la que la niebla envuelve la vida y la literatura. El grado de humedad hace que no se distingan los límites de la propia piel y eso abre el camino a percepciones insospechadas de la realidad. Es difícil ser realista bajo la lluvia del Norte.
Por otra parte la literatura es búsqueda. Yo me lanzo sin paracaídas en cada nuevo libro, si no hay riesgo sino hay búsqueda, entonces no puede haber milagro. La vida no es realista y los libros no pueden serlo. El costumbrismo es un fardo que nos impide volar y volar es una de las más viejas y auténticas aspiraciones del Ser Humano.

3.- Kundera en su Teoría de la Novela, habla de dos clases de novela, una lineal-cartesiana y otra distinta, fragmentaria y de estructura discontinua ¿Podríamos considerarte dentro de esta última forma de escribir novela donde la libertad creativa es lo más importante?

R: Admiro mucho la novela del S.XIX el gran siglo de la novela, pero doscientos años más tarde no podemos seguir haciendo malas copias de las grandes novelas del S.XIX, estamos en el S.XXI hay que buscar nuevos caminos para la novela y más qué caminos yo diría que hace falta que encontremos carreteras asfaltadas. Soy hegeliana. Todo está en Hegel. Tesis, antítesis y síntesis. Tesis: el realismo decimonónico, hoy en día superado pero que dio grandes obras. Antítesis: las Vanguardias, la novela experimental del S.XX con Kafka como el gran revolucionario. Las vanguardias abrieron nuevas vías sin embargo, excepto contadas excepciones no produjeron grandes obras y la novela experimental acabo divorciándose del lector al que arrojo en los brazos de malas copias de las grandes novelas del XIX: las seudos-novelas históricas que son nuestras nuevos Novelas de Caballerías. Síntesis. El S.XXI debe continuar con la búsqueda formal pero con la complicidad del lector. Hay que dar un nuevo sentido al juego eterno de la literatura. Esta es la “nueva novela” que ni se crea ni se destruye sólo se transforma. La novela que yo quiero escribir. Han dicho de mí que escribo novelas “interactivas” o “participadas” porque dejo huecos para que los rellene el lector. El lector es el verdadero detective de mis historias y el que debe disfrutar de la orgía del lenguaje.


4.- Eres una persona que ha viajado mucho y ahora resides en Madrid. Empero, noto una especie de auto exilio en ti. Cuéntame de ese exilio interior tuyo.

R: Nabokov dice que la mejor parte de la biografía de un escritor no es la historia de sus aventuras sino la crónica de su estilo. Mi vida está en mis novelas y al mismo tiempo mis obras son las mascaras tras las que me escondo de la realidad. Son un antifaz que separa mi mirada del mundo. Y el mundo es agresivo e injusto. Siempre me he planteado como puedo permitirme el lujo de escribir cuando hay niños y niñas que se mueren de hambre y además yo los he visto.
Pero creo en el poder salvador de la escritura, he admirado a los escritores que cada día emprenden un viaje hacia lo desconocido y sin embargo están todo el tiempo sentados en una habitación. Pascal fue el que ideo aquel pensamiento memorable que dice que todas las desgracias nos llegan porque somos incapaces de quedarnos quietos en un cuarto. El verdadero escritor siempre viaja aunque este quieto. Y sus lectores también viajan por los paisajes y por el interior de sus personajes. El escritor siempre es un extranjero, extranjero en todas partes incluso dentro de sí mismo. Es esa mirada nueva, ese extrañamiento, esa capacidad de ver las cosas de otro modo la que le hace escritor. Ese mismo poder que le convierte en un fugitivo de la soledad, en un exiliado del mundo de las vanidades, en un buscador.


5.- ¿Cuál es tu opinión sobre la novela europea contemporánea?

R: Lorca dijo que cuando en España la gente pudiera comer todo el mundo sería escritor. Y Ortega y Gasset alerto en “La rebelión de las masas” contra los peligros del marketing que ahora vemos invadir la literatura. Los comerciantes y no los sabios deciden lo que debemos leer con mucha más frecuencia de la aconsejada. Y sin embargo nunca se ha escrito tanto y tan bien. Muchos autores escriben correctamente pero pocos tienen algo que decir. Existe la impresión de que en Europa todo está ya hecho frente a la corriente de fuerza y renovación que nos viene de América y de África, de un mundo emergente necesitado de nuevas maneras de contar. Yo creo en la existencia de una literatura europea, admiro a autores muy jóvenes pero de gran interés como Daniel Kehlman en Alemania o Nicolo Ammaniti en Italia o Hanif Kureishi en Reino Unido. Algo nuevo se está formando entre las sombras, pero todavía es de noche. Nadie es un héroe para su cocinero, ni un genio para sus contemporáneos. El gran gestor del canon es el tiempo. Pero la literatura europea todavía nos dará grandes sorpresas.
La Generación del 98 se definió a partir del Desastre de Cuba y la de ahora sólo tiene en común el deseo de salir en los medios, de momento no han dado obras memorables pero al menos han agitado las aburridas aguas de la literatura comercial. Reivindico el autor alejado de los medios como Thomas Pynchon, como Sánchez Ferlosio. Reivindico al escritor “tumbado” alejado del mundo frente al que muere por salir en la tele. Como dijo Wharhol todos tendremos quince minutos de gloria, sólo que no será gloria será telebasura.


6.- Dices que todos tus libros hablan de una segunda oportunidad ¿se podría decir que la noción de redención es uno de los ejes axiales de tu literatura?

R: Mis novelas hablan de personajes que quieren ser personas, a los que no les sirve la manera de ser felices que les han contado y deben conquistar su propio modo de ser felices. En esa búsqueda tienen que renacer. Como diría un personaje de Beckett lo peor no es estar muerto sin saberlo sino la turbadora sensación de no haber todavía realmente nacido. Nacer en la muerte, renacer en la vida. O como usted ha dicho ya que una de mis grandes pasiones siempre ha sido hacer compatible lo popular y lo culto a Perogrullo con Shakespeare porque ambos son autores a los que reverencio: lo importante no es si hay vida después de la muerte, lo esencial es conseguir que haya vida antes de la muerte. Por ello mis personajes luchan por tener su segunda, su tercera y hasta su quinta oportunidad. Tienen que nacer en la resurrección. Morir y resucitar cada día como cada uno de nosotros, en eso no son diferentes de las personas que conozco. Pero lo importante es resucitar. Se ha escrito mucho de la muerte pero aún no lo suficiente de la resurrección.


7.- Hablas de la literatura como una revelación ¿crees que la creación es en cierta medida una epifanía?

R: La literatura es la religión en la que creo, y la epifanía entendida como ese momento único de revelación en la que se anula el tiempo y el espacio, ese instante efímero por el que escribimos en el que el “yo” se difumina y entramos en contacto con el inconsciente colectivo y encontramos las historias que quieren ser escritas, aquellas que nos producen la sensación de que siempre estuvieron ahí, aunque las escuches por vez primera. Todo lo que escribo ya ha sucedido, o está sucediendo o va a suceder. Todo lo que escribo es Verdad aunque no haya ocurrido. La novela es la búsqueda de una Epifanía, de un instante que de sentido a una vida y a una obra. En esa búsqueda el escritor no está solo, como a Don Quijote le acompañaba Sancho Panza y del mismo modo que Sherlock Holmes necesitaba a Watson, el escritor y el lector siempre salen juntos a la caza de la Epifanía, y no está nada claro quién es Don Quijote ni quien es Sancho, quien Holmes y quien el Dr. Watson. Una vez más nada es lo que parece.

8.- ¿Como te sientes cuando la crítica te compara con James Joyce y Virginia Woolf?

R: Virginia nos enseño a todos que más importante que una habitación propia es una búsqueda formal continua, de ella aprendí que el personaje es el dios de la novela y que la forma es tan importante como el fondo. Fondo y forma son lo mismo, es un debate estéril, la forma es como el guante que debe ser hecho a medida para el fondo, no pueden existir el uno sin el otro. Joyce en el “Ulises” hizo un catalogo de todas las variantes posibles de la prosa y me enseño a innovar siempre formalmente, a no cejar en la búsqueda ni contentarme con soluciones fáciles. En “Dublineses” logró un relato “Los Muertos” que cambio mi vida para siempre. Los personajes de Joyce son más grandes que la vida y salvan el mundo con un bostezo. Ante autores así no puedo sentir más que una gran humildad, son mis maestros y los de generaciones de escritores, han estirado los límites de la ficción hasta fronteras nuevas. Eso es lo que tiene que hacer cada generación nueva de escritores intentar conquistar una nueva frontera. Las palabras son un telescopio para descubrir nuevos planetas de la lengua, si conquisto una nueva luna o incluso un asteroide ya puedo sentirme satisfecha. Joyce y Virginia Wolf avistaron galaxias inéditas para la novela.